2022 ha sido, para mí, un año rarísimo en lo personal. Y esto ha tenido su reflejo en mis hábitos culturales, por supuesto. Han sido los doce meses en los que menos libros he leído de toda mi vida adulta y, elaborando la lista de mis favoritos, me he dado cuenta de que también ha sido el año en el que la literatura me ha aportado menos en términos vitales, hasta el punto de que me cuesta verme reflejado en casi todos los que se supone que son los mejores libros que he leído desde enero (y al final, qué son estas listas si no una performance para proyectar en Internet la imagen que desearíamos proyectar en el resto de ámbitos de nuestra vida).
He podido rellenar este relativo vacío literario −temporal, espero− con el cine y la música, así que no hay razones para preocuparse. Pero creo que no tenía sentido publicar una lista medio larga de libros que, realmente, no me parecen para tanto ni han tenido un impacto demasiado relevante sobre mi persona ni siquiera en el corto plazo. Por eso, he hecho una selección más corta de seis libros que verdaderamente me han gustado y, además, he añadido las películas y álbumes que me han ayudado a sobrevivir a este 2022. Aquí la tenéis, por si necesitáis sugerencias para esta Navidad:
Libros
El fin del amor, de Eva Illouz. No tengo dudas de que es el libro que más poso ha dejado en mí este año. Desde que lo leí, es raro que haya pasado una semana entera sin pensar en él. Illouz examina aquí las condiciones sociales y culturales que ayudan a explicar lo que lleva a las personas a abandonar una relación sentimental o a no entablar una relación nueva. Su explicación sobre el marco de incertidumbre ontológica en el que se mueven las relaciones sexoafectivas en la actualidad y que hace que nunca sepamos muy bien qué deseamos ni qué quieren otras personas de nosotros me ha ayudado mucho a gestionar mi vida, así en general, este año. Eterno agradecimiento a Illouz por ello.
Poeta chileno, de Alejandro Zambra. No creo que le esté descubriendo nada a nadie, pero es mi novela favorita de las que he leído en estos meses. Zambra es un escritor con una sensibilidad muy particular y es muy difícil leerle sin acabar con sus personajes muy metidos dentro de ti. Creo que nunca he llorado más con un libro.
El acontecimiento, de Annie Ernaux. Llevaba varios años aplazando lo de leer a Ernaux porque me daba miedo que las expectativas me jugaran una mala pasada. Decidí leer El acontecimiento justo unas semanas antes de que recibiera el Nobel y me voló la cabeza. Una reflexión sobre la opresión del Estado sobre las mujeres, el sistema de clases, la memoria, la importancia del lenguaje y la literatura condensada en 120 páginas muy densas en ideas. Estos meses he leído varios libros suyos más y es uno de mis descubrimientos literarios del año.
Islas del abandono, de Cal Flyn. Este libro me ha hecho cambiar de opinión sobre algunas cosas, que creo que es lo máximo que se le puede pedir a un ensayo. Cal Flyn habla aquí de los ecosistemas que surgen en los lugares que una vez fueron habitados por humanos pero ya no (como Chernóbil, por ejemplo) y que para ella muestran que la vida puede surgir de nuevo en lugares donde había sido prácticamente aniquilada. Y sus conclusiones tienen, claro, implicaciones sobre la intervención directa de los humanos en la «recuperación» de lo que se ha perdido en la naturaleza, sobre el enfoque desde el que se plantea la lucha contra el cambio climático, etc. Un libro interesantísimo.
Paisajes del comunismo, de Owen Hatherley. Empecé a leer este libro cuando, por primera vez en mi vida adulta, llevaba algo más de un mes sin haber leído una sola página. Nada. Treintaipico días sin abrir un libro. Tuvo que llegar Owen Hatherley con este estudio sobre la arquitectura de los antiguos países socialistas para que reviviera mi pasión por la lectura. En él, pasea por las calles de los países del telón de acero tanto en Europa como en Asia y reconstruye las ideas sobre el poder de estos antiguos regímenes a través de lo que queda del diseño de sus antiguas ciudades.
Películas
Este ha sido un año cinematográfico maravilloso y he tenido mucha suerte con las películas que he decidido ir a ver al cine. Os dejo mis favoritas de entre las que se han estrenado en España este 2022:
Drive my Car, de Ryûsuke Hamaguchi. Una película sobre la incomunicación, la naturaleza de las relaciones amorosas, la fidelidad o la forma en la que las personas nos enfrentamos al duelo y la pérdida. Ese prólogo pre-créditos de 40 minutos y esa infidelidad mostrada mediante ese juegos de espejos. Ha pasado casi un año desde que la vi y sigue volviendo a mi cabeza de forma recurrente.
Aftersun, de Charlotte Wells. Es la película que más me ha sorprendido este año. Fui a verla sabiendo sólo una cosa sobre ella: que estaba protagonizada por el futuro marido de Phoebe Bridgers. Ahora que la he visto, sólo deseo que ese matrimonio sea muy feliz y que Charlotte Wells se encuentre ya rodando su siguiente film. Aftersun es una película que te hunde pero luego te abraza y te vuelve a sacar a la superficie. La peli con la que más he llorado en mi vida.
El agua, de Elena López Riera. Una película impresionante en el sentido más literal de la palabra. Tiene la escena de rave más creíble que he visto nunca en el cine y llevo desde que la presencié por primera vez deseando que alguien me lleve a una fiesta igual. Sólo voy a decir que fui a verla dos días seguidos cuando la estrenaron.
El acontecimiento, de Audrey Diwan. Es la adaptación cinematográfica del libro homónimo de Annie Ernaux. El formato 4:3 en el que la rodó Diwan refleja perfectamente la opresión que denuncia la escritora y contagia el desasosiego que siente la protagonista por su embarazo no deseado. Una adaptación interesantísima.
Regreso a Reims, de Jean-Gabriel Périot. Un ensayo fílmico sobre la historia de la clase obrera francesa y su representación política desde el final de la segunda guerra mundial hasta la actualidad. Périot utiliza con maestría las imágenes de archivo como ya hizo en Una juventud alemana, la muy recomendable película sobre la Facción del Ejército Rojo que estrenó en 2015. Dos pelis perfectas para recomendar a tu amigo con pasta que cree que estudia en el Colegio de Europa simplemente porque es muy listo.
Irma Vep, de Olivier Assayas. Estoy haciendo trampas porque es una serie de televisión, pero Assayas es uno de los cineastas actuales que más me interesan e Irma Vep es una especie de remake/secuela de su película homónima de 1996. Un estudio sobre el cine, la interpretación, el papel de los directores y la (in)existencia de los autores en este arte.
Música
2022 ha sido el año de mi vida en el que la música ha sido más importante por el consuelo, la comprensión y la alegría que me ha provocado. Os dejo aquí los álbumes que he disfrutado más este año:
Cuatro chavales, de Carolina Durante.
Crest, de Bladee y Ecco2k.
Tiene que ser para mí, de Natalia Lacunza.
Heaven Come Crashing, de Rachika Nayar.
El arte de morir muy despacio, de Depresión Sonora.
Smithereens, de Joji.
Preacher’s Daughter, de Ethel Cain.
XXX, de Albany.
Starina, de Rojuu.
Se ve desde aquí, de Mabe Fratti.
Flamenco. Mausoleo de celebración, amor y muerte, del Niño de Elche.
You Can’t Kill Me, de 070 Shake.
Y además tres EPs cortituos que no puedo dejar de recomendar:
So Much Wine, de Phoebe Bridgers.
La cruz, de Valdivia.
eclips3, de Saramalacara.
Y ya estaría. En unas semanas volveremos a leernos por aquí celebrando que un número tan feo como 2023 tiene que significar, sí o sí, que el que viene será un buen año.
¡Felices fiestas!